AL FINAL DEL CAMINO
Pelo canoso y escaso,
arrugados el rostro y sus manos,
descubrió con el paso del tiempo
que la juventud se cura
con el paso de los años.
Tras su ventana mira
y recuerda tiempos pasados,
experiencias vividas
y amigos que uno a uno
se han ido marchando.
Poco queda que hacer
pues como a un viejo cacharro,
la sociedad le ha olvidado
dejándolo en el trastero
al que llaman hogar de ancianos.
Su mente le traiciona
y abandona de vez en cuando,
pero alberga mucho amor
en su corazón gastado
que ahora late relajado.
Casi un siglo ya ha vivido,
solo le falta un año,
se ha detenido el tiempo
en el temblor de sus manos,
y en su cuerpo castigado.
Se prepara para el viaje
con el mundo conciliado,
no precisa equipaje,
deja todo ordenado,
en su casa, que es un cuarto.
Y se va tanta experiencia
y conocimiento recopilado,
que pudiera haber sido útil,
si a escucharle, tan siquiera
alguien se hubiera dignado.
Autor: Manuel Lijó Moares
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Es un poema muy triste a la par que hermoso.
ResponderEliminarEres todo un artista