DEDICATORIA

A la sociedad, a la mentira, a la verdad, al odio, al amor, a la radio, a la vida, a la muerte y a la sinceridad, a los pobres, a los ricos, al perfume de una flor, a los justos y a los engreídos, a los sueños, a los niños, a las víctimas del terrorísmo, al presidiario, al político, a quien hace lo que puede, al que puede y no quiere, a quienes me han inspirado para escribir estos versos, a las personas maltratadas, al anciano y a sus canas, a la libertad, a la puta, al inmigrante, al cura, al soldado y a los que aquí he olvidado, a todos les dedico estos poemas y vaya por delante mis excusas más sinceras si a alguno he ofendido, pero esto es lo que pienso, lo que siento y lo que digo.
A unos para demostrarles el cariño que les tengo y a otros para recordarles que no lo están haciendo bien.
También dedico estos versos, a canallas y perversos, maltratadores, terrorístas, a la peor calaña humana, a la justicia aún cuando es ciega, al poder que castiga, censura y quita vidas, a los que hacen la guerra, al que tortura y mutila, deseando que algún día esa especie se extinga.
A todos menos a uno y si te das por aludido, solo tú sabrás porqué. A tí prefiero ignorarte, pues tu ayuda me negaste, mi desprecxio por delante, que el mundo da muchas vueltas y nos hemos de encontrar. El tiempo te ha reservado el lugar que te corresponde y ahí estaré yo para verte cuando aprendas la lección. Nunca olvidaré lo que hiciste, aunque tienes mi perdón.

ME SOBRA LA VIDA








Si mis sueños se derrumban
y no existe ya ilusión,
¿de que sirve que siga
latiendo mi corazón?

Si se han borrado las huellas
que dejé en el camino,
seguir pisando en la arena
carece ya de sentido.

Si no hay cosecha en mi campo
después de tanto sembrar,
me rindo ante la evidencia,
no quiero continuar.

Me sobra la vida,
me faltan motivos,
ya no hay sentimientos
por los que estar vivo.

Me sobra el camino,
la noche y el día,
me sobra el atillo,
me sobra la vida.

Si exhausto desfallezco
ante tanta adversidad,
vivir más no merezco,
pues nada va a cambiar.

Es triste haber llegado
a tal desesperación,
sin voluntad ni horizonte,
muerto en vida, sin razón.

No es justo vivir postrado
cuando el cuerpo no responde,
la mente me tortura
y la muerte no me socorre.

Si el sendero recorrido
en abismo ha terminado
¿Quién sois para decidir
que haya de ser torturado?

Solo os pido compasión,
poned fin a mi sufrimiento,
¿No escucháis mi dolor,
ni sentís mi tormento?

Sociedad sorda y ciega,
dejadme decidir,
que me sobra ya la vida
y solo quiero morir.

Autor: Manuel lijó Moares

MANCHADAS TENGO MIS MANOS







Manchadas tengo mis manos
con la sangre de mi hermano,
aquel que no conocí
y cuya vida he sesgado.

Manchada quedó mi alma
y mi corazón rasgado,
porque solo lo maté
por cumplir como soldado.

Me alisté en un ejército
que creí justificado,
para ayudar a la gente
y no para matarlos.

Marioneta de esos locos
que no ven la cara a la muerte,
disparé contra otros hombres
igual que yo, inocentes.

Y tuve que ver la agonía,
el horror y el sufrimiento,
mis pesadillas, sus rostros,
solo escucho sus lamentos.

He visto y olido el miedo,
he luchado por mi vida,
siendo pieza en un tablero
en que otros juegan su partida.

Manchadas tengo mis manos
por matar a sangre fría
en el campo de batalla,
no hay razón a tal sangría.

El hedor de los cadáveres
y sus miradas perdidas,
han penetrado en mi mente
y me torturan cada día.

Dios perdone a mi alma
pues sabe que no quería,
que engañado fui a la guerra
contra un monstruo que no había.

Manchadas tengo mis manos
con la sangre de otras vidas,
y mi alma vendida al diablo
por creer una mentira.

Dudo que esta sea la forma
de honrar uniforme y bandera,
matando y torturando
a la gente de otras tierras.

No creo que sea, de honrar
a mi patria, la manera,
más bien será con el tiempo,
en la historia, mi vergüenza.

Hundido vuelvo ahora a casa,
atrás queda la metralla,
la muerte injustificada
no la compensa medallas.

Manchadas tengo mis manos
y esa sangre no se borra,
dirigentes sin escrúpulos
me han hecho perder la honra.

Autor: Manuel Lijó Moares

EL SENTIDO DE LA VIDA







Por la orilla de la playa,
caminando va una niña,
sus cabellos mece el viento,
la mirada, perdida.

Tez pálida, ojos claros,
delgada y fría,
¿Qué te pasa?
le pregunto,
se para y me mira.

Me muestra sus manos vacías,
una lágrima recorre su mejilla,
Y con voz temblorosa, que casi no se oía,
me responde:
He perdido y no encuentro,
el sentido de mi vida.

¿Te ayudo a buscarlo?
No, señor, es cosa mía.

Cabizbaja continúa su camino,
y parece que ve algo, un poco más arriba.
Entre unas hierbas se agacha
y ante la mirada mía,
mira al cielo y suspira.

Pero pronto desdibuja
de su cara la sonrisa.
Una espina se clava en su carne,
una gota de sangre y expira.

Fue su último aliento,
su cuerpo cae sin vida.
La cogí en mis brazos
y la llevé a la orilla.
Mientras la miraba, desaparecía.

No la volví a ver,
aunque vuelvo cada día.

Autor: Manuel Lijó Moares

GALICIA


Madre de gente noble,
humilde y trabajadora,
de mujeres y hombres
que orgullosos te nombran.

Tierra a veces lejana
para el gallego emigrante,
cuna y camposanto,
pastos y mares.

Verde y frondosa,
húmeda y pura,
Galicia, hermosa
y a veces oscura.

Presente siempre
en el mundo entero,
estés donde estés,
siempre habrá un gallego.

Albariño y pulpo,
marisco y ribeiro,
queimada, filloas,
empanada y cachelos.

Sabores enxebres
de platos suculentos,
sabor a Galicia,
identidad de un pueblo.

Paisajes de bosques
playas y aldeas,
grabados en retinas,
morriña gallega.

Solo quien de Galicia
tuvo que marchar,
vio que en el mundo
no hay sitio igual.

Galicia, mi tierra,
gaita y tambor,
suena una muiñeira
y se olvida el dolor.

Tierra que acoge
al forastero
y le hace sentir
como un gallego.

Cantos que arrancan
los sentimientos
llevan mensaje
puro y sincero.

Galicia marinera
y la del labriego,
Galicia es costa
y tierra adentro.

Galicia tiene todo,
lluvia y sol,
Galicia enamora
y roba el corazón.

No hubo quien viniese
y después de ver,
a esta tierra meiga
no quisiera volver.

Autor: Manuel Lijó Moares

LA CIEGA


Bien temprano cada día
por la calle la verás,
repartiendo alegría
por donde quiera que va.

La llaman la de la suerte
porque un día dió el premio,
y fué sonado en el barrio
aunque ella no pudo verlo.

A veces le preguntan
¿no te gustaría ver?
y ella responde sonriendo,
¿quién te ha dicho que no veo?

Veo un mundo de colores,
de formas y sentimientos,
veo inquietud en la gente,
con el corazón lo veo.

Veo incluso muchas cosas
que tú nunca podrás ver,
veo el frío, el calor y el viento,
veo tu forma de ser.

Y cuando acaricio tu rostro
suavemente con mis dedos,
veo lo que nadie en tí a visto,
lo que no se puede ver.

¿Para que quiero unos ojos
que me cuenten mentiras?
yo puedo ver la verdad
y el sentido de la vida.

Puedo ver el campo verde
y con flores todo el año,
puedo ver caras alegres
en invierno y en verano.

Cielo azul aunque las nubes
para tí, gris lo han pintado,
auguas limpias en los ríos
y ningún bosque talado.

Y a mí me llamáis la ciega,
¿Es que no veis que ha pasado?
en el mundo que os dio Dios
un infierno habéis creado.

Mejor que ver tanta basura
y no ponerle remedio,
en un momento de cordura
¿no os gustaría ser ciegos?

Autor: Manuel Lijó Moares

CUENTO DE UNA GUERRA


En un país muy lejano
gobernaba un dictador,
con su pueblo era un tirano
imponiendo el terror.

Cierto día, el gobernante
del país más poderoso,
decidió que acabaría
con el dueño del petróleo.

Y de paso, si se tercia
demostraría así su fuerza,
"ya que me han dado el mando,
heré lo que me apetezca".

Embaucó a un par de pardillos
para tal noble contienda,
convenciéndoles de que aquello
causa justa y noble era.

Saltándose a la torera
toda ley y voluntad,
envió tropas armadas
para, al pueblo liberar.

Desoyó otras opiniones
que veían el descalabro,
convencido de que al pueblo
no es necesario escucharlo.

Y fué así que en un alarde
de gran supremacía,
hizo de Irak un tablero
y jugó su partida.

Lanzó bombas desde el aire
persiguiendo su objetivo,
y consignas envió al mundo,
"estáis contra mí, o conmigo".

Por fin, tras miles de muertos
apresó al dictador,
erigiéndose ante el mundo
como el gran libertador.

"Me llevo vuestro petróleo
para pagar la contienda,
y os dejo el país en ruínas
vuestros muertos y miserias".

"Os dejo sin dignidad
tras mataros como a animales,
que si han caído inocentes,
son daños colaterales".

Y por si quedásen dudas
de quien tiene aquí el mando,
decide quien gobierna
y también hasta cuando.

Aunque viendo que la cosa
de su futuro se pone mal,
exige para sus actos, aprovación internacional.

No aparecieron las armas
ni el terrorísmo ha terminado,
pero quiere convencernos
de que el pueblo ha ganado.

Quizás en un futuro
el pueblo le de la razón,
y haya sido necesaria
esta intervención.

Pero si hay algo seguro
y en este cuento está claro,
es que con razón o no,
aquí huele un poco raro.

Autor: Manuel Lijó Moares

CINCO SENTIDOS

Ver pasar una nube,
ver crecer un árbol,
los niños jugando,
ver el arco iris y el mar,
todas las cosas hermosas
poder ver y disfrutar.

Escuchar una canción,
una hermosa melodía,
oír tu voz cada día,
y el latir del corazón
el soplo del viento
y los sonidos del momento.

Sentir tu suave piel
al tacto de mis dedos,
tus sedosos cabellos,
el frío y el calor,
la fuerza de un abrazo
y un beso de tus labios.

La fragancia de una rosa,
el olor de tu perfume
que me trae dulces recuerdos,
el aroma que, del horno
anuncia un plato suculento,
y el olor que me trae el viento.

Dulce miel en mi boca,
mi lengua recorre tu cuerpo,
a veces sabor incierto
que sorprende a mi paladar,
agridulce, suave o seco,
exquisito manjar.

Un juego de sensaciones
combinando los sentidos,
nuestros cuerpos fundidos
y el placer de amar
sin tiempo de por medio
en un abrazo eterno.

Vista, oído y olfato,
el gusto y el tacto,
para disfrutar de tí
en un encuentro sin fin,
que quiero sentirte toda
y de placer morir.

Autor: Manuel Lijó Moares

CIERRA LOS OJOS


Cierra los ojos y empieza a soñar,
descubre un mundo diferente,
dame tu mano y déjate llevar
por los caminos de la mente.

Cierra los ojos y confía en mí,
escucha el sonido de la vida,
siente tu cuerpo levitar,
siente la brisa y respira.

El mundo que conoces queda atrás,
atrás quedan las mentiras,
ya no tendrás que soportar
a toda esa gente ruín y mezquina.

Ven a mi luz que te guía,
aquí terminan tus sufrimientos,
no te resistas, no luches más,
libera tu alma en este momento.

Hoy he venido a buscarte,
ven conmigo a la eternidad,
donde todos son iguales,
donde solo hallarás paz.

Renuncia a todo cuanto conoces,
no te aferres más a la vida,
lo que aquí tienes, no vale nada,
dame tu mano y expira.

Así... mira tu cuerpo destrozado,
sin nadie a tu alrededor,
y mira como brilla esa luz
que te lleva a una vida mejor.

Fría habitación de hospital
en la que te ha llegado el momento,
solo el llanto de una niña
puede romper el silencio.

No, no vuelvas atrás,
ya has emprendido el camino,
no respires, no me sueltes,
tienes que venir conmigo.

No, no te resistas más,
abandona ese cuerpo inútil,
no, no vuelvas a esa vida,
escúchame y sigue el camíno.

Tú has decidido tu suerte
pero volveré algún día,
hoy escapaste a la muerte
pero no es para siempre la vida.

Aprovecha ahora tu tuempo
que yo esperaré paciente,
ya te llegará el momento,
nadie escapa de la muerte.

Hoy, el llanto de esa niña
te dió fuerzas para evadirte,
mas no siempre habrá un motivo
para no querer morirte.

Ahora me voy y te dejo
con todos esos mortales,
todos vendréis conmigo,
preparaos para el viaje.

Autor: Manuel Lijó Moares

CANTAUTOR

Con su guitarra a la espalda
y el estómago vacío,
en la estación de metro
vaga perdido.

Cantautor desconocido
y creador de ilusión,
romántico empedernido
te regala una canción.

Le canta a la vida,
al amor y a la aurora,
le canta al progreso
y al pasado que añora.

Le canta a esa chica
que le robó el corazón,
y a tí te dedica
también su canción.

Por las cuerdas, sus dedos
con suavidad desliza,
su canción es la herida
que no cicatriza.

Acordes que salen
de su guitarra,
su única amiga,
que le acompaña.

La calle se envuelve
con ese sonido,
melancólico y triste,
a veces perdido.

Quizás algún día
grabe un disco,
quizás su canción
no diga lo mismo.

Cantautor que convierte
aquello que toca,
en poema de vida,
que cautiva y provoca.

Hombre que al verso
consagró su vida,
poeta que expresa,
cuanto en el anida.

Cantautor que llega
de amor repleto,
cantautor y poeta,
para tí, mi respeto

Autor: Manuel Lijó Moares

BOSQUE

Tan lleno de vida
fauna y vegetación,
encierras misterios
de magia e ilución.

Aquelarres y sacrificios
de un tiempo de brujas,
secreto de amantes,
escondite de granujas.

Ramas que se enredan
en las altas copas,
raíces que emregen
de un lecho de hojas.

Trinar de los pájaros,
gritos de fantasmas,
rugido de bestias
y suspiros de ánimas.

Bosque encantado
de cuento o leyenda,
tenebroso y oscuro,
sombras y tinieblas.

Bosque frondoso,
riachuelos de agua fresca,
vida a costa de muerte,
ley de supervivencia.

En tí yace una niña
que fué secuestrada,
escondieron su cadáver
en tus entrañas.

Bosque inaccesible,
nido de alimañas,
reina el desorden
de trocos y ramas.

La luna llena
a veces romántica,
en tí se torna
amenazadora y trágica.

Bosque aterrador
sin caminos marcados,
engulles al hombre
que en tí se ha internado.

Musgo, serpientes
y setas venenosas,
cuerpos podrídos
tus entrañas forman.

Bosque, que la vida
en muerte conviertes,
absorviendo la carne
putrefacta, creces.

Autor: Manuel Lijó Moares

ASÍ ERES (autoretrato)

Frío, transparente y cortante,
duro y quebradizo,
cual cristal, como un diamante,
así es tu carácter.

Eres todo y nada eres,
como el sabio que no sabe,
como el fuego que no quema,
como el leño que no arde.

Das todo a quien lo merece
y en castigar no vacilas,
a quien daño hace en tu carne,
quitándole hasta la vida.

Eres fuerte en carne débil,
no eres luz, pero iluminas,
eres angosto sendero
por el que muchos caminan.

Eres palabra sin voz,
que se escucha o se adivina,
eres voluntad de otros,
sin calvario y sin fatiga.

Eres líder, aún sin fieles,
cualquier situación dominas,
para ellos, dulces mieles,
para tí, amarga vida.

Autor: Manuel Lijó Moares

ANGUSTIA

Angustia que oprimes mi pecho
cortándome la respiración,
angustia que me quitas la vida,
el aliento y la razón.

Malos tiempos me han tocado vivir,
mala racha he de soportar,
el aire se vuelve espeso
y la saliva me cuesta tragar.

Recuerdos de tiempos mejores
invaden mis pensamientos,
si hubiese guardado entonces,
hoy no sería tormento.

¿Cómo no lo vi venir,
si me venía de frente?
Echando la vista atrás
parece tan evidente...

Y ahora me toca vivir
esta mala situación,
del pasado añoranza
y para el futuro, lección.

Angustia que oprimes mi pecho
y no me dejas vivir.
Pesadillas son mis sueños,
mi existencia, un gran sufrir.

Autor: Manuel Lijó Moares

ALGÚN DÍA

Algún día, sin darte cuenta,
volverás tu mirada atrás,
al ver tu corazón vacío,
ya no sonreirás.

Algún día, cuando recuerdes
y no sientas lo mismo ya,
tu vida no tendrá sentido
y caminarás por caminar.

Ojalá no llegue ese día,
ojalá no llegue jamás,
pues más doloroso que enamorarse,
es tener que dejar de amar.

Y ese mismo día, si llega,
yo también miraré hacia atrás,
mi corazón estará vacío
y mi sonrisa no existirá.

Y ese día, cuando yo recuerde
y no sienta lo mismo ya,
mi vida no tendrá sentido
y caminaré por caminar.

Ojalá no llegue ese día,
ojalá no llegue jamás,
pero solo de nosotros depente
que eso pueda o no pasar.

Autor: Manuel Lijó Moares

HABÉIS CALLADO SUS VOCES (11 M)


Habéis callado sus voces,
¿qué decían que no os gustaba?
Habéis sesgado sus vidas,
¿es que no valían nada?

Hombres, mujeres y niños,
gente que luchaba por vivir cada día,
gente que amaba, gente que sentía,
personas y sus almas.

Habéis parado su tren,
pero no lograréis parar
el tren en que viaja ESPAÑA.

El tren que en su camino
reafirma la democracia,
el que no se detiene,
al que nadie calla,
ni las bombas del terrorísmo
ni las guerras, ni la infamia,
ni las mentiras que nos cuentan,
ni las verdades que se callan.

Habéis callado sus voces
pero no la voz de ESPAÑA.
La que suena como una,
la que grita y la que canta.

La que más allá de colores,
religiones o razas,
dice NO al TERRORÍSMO,
o a las guerras y desgracias
que producen otros hombres,
sin dignidad ni palabra.
Que por encima de ideologías
la LIBERTAD se alza.
Vuestra causa no vale una vida,
si esa vida es arrebatada.

Nos queda el recuerdo de
nuestros muertos.
A vosotros, no os queda nada.

Autor: Manuel Lijó Moares


A las víctimas del terrorísmo y a sus familias y amigos.
Escrito el 12 de marzo de 2004.
Con el deseo de que algún día, se conozca toda la verdad y "todos" los culpables sean descubiertos y juzgados.

ARDE EL MONTE


Arde el monte,
todo se quema,
pasto de las llamas
a muerte suena.

Humo y brasas
todo lo impregnan,
el viento empuja
y nada lo frena.

Arde el monte,
muere la tierra,
perece la fauna
en sombra negra.

Desesperados
los hombres intentan
luchar contra un fuego
que se incrementa.

Fuego provocado
por intereses,
dinero sucio
que huele a peste.

Bosque que era,
ahora desierto,
antes vida
ahora espectro.

Árboles sucumben
al poder del fuego,
desnudos, quemados,
paisaje muerto.

Llamas que apuntan
hacia el cielo,
desatan la furia
del infierno.

Vista desoladora
verano amargo,
tragedia de un fuego
que fué provocado.

Arde el monte
hasta sus entrañas,
por miserables
de mala calaña.

Monte devorado
por la gran bestia,
que a su paso
nada deja.

Arde el monte
arde la vida,
queda la tierra
en tristeza sumida.

Autor: Manuel Lijó Moares

AMIGO


Si al necesitarte apareces
sin que tenga que llamarte
y estás siempre dispuesto
a entenderme y escucharme,
eres mi amigo.

Si cuando busco consejo
tus ojos guían mi ceguera
y te implicas sufriendo
como tuyos mis problemas,
eres mi amigo.

Si tus mejores momentos
conmigo los compartes
y me cuentas tus secretos
sin tener que preguntarte,
eres mi amigo.

Si mi amistad valoras
por encima de todo
y ante la adversidad
luchamos codo a codo
eres mi amigo.

Si al verme abatido
me ofreces tu hombro
y lloras conmigo
y conmigo tocas fondo,
eres mi amigo.

Conocido o compañero
no te hagas llamar amigo,
la amistad es algo serio
y se gana con los hechos,
ser amigo son derechos
que solo da el sacrificio.

Es por ello que un amigo
pocos llegan a tener,
y a menudo, cuando tienes
junto a tí a un buen amigo
no lo llegas a ver.

Llamas amigo a cualquiera,
con quien pasas buenos ratos,
con quien ries y a quien ves
tan solo de vez en cuando,
y en tus momentos amargos
no sabes donde encontrar.

Quien nunca tuvo un amigo
jamás sabrá valorar
cuan maravillosa es la vida,
cuando esta es compartida
por medio de la amistad.

Pero si hay alguien, que un día
por tí se jugó la vida,
renunció por tí a todo
sin importarle lo que perdía,
ese es tu amigo.

Y una vez lo has encontrado
no le des jamás la espalda,
perdónale cualquier fallo,
sé su amigo, sin dudarlo
y serás hombre feliz.

Autor: Manuel Lijó Moares

ADICTOS A LA NICOTINA


No somos viciosos
ni gente mezquina,
somos adictos
a la nicotina.

Nos llamáis fumadores
siempre molestamos,
y nos margináis
como a apestados.

Maldito cigarrillo
del que soy esclavo,
por más que lo intento
no puedo dejarlo.

Maldita la hora
en que caí en sus redes,
envenenó mi sangre
y me mata lentamente.

Y consideráis
que fumar está mal,
peor es que una droga
sea legal.

Hipócrita estado
que me lo vende,
le pido ayuda
y no me la ofrece.

Hacienda me exprime
y sanidad me señala,
me roban el dinero
y encima me matan.

Me anunciaban el tabaco
y eso sí está mal,
en la única televisión
que además era estatal.

Tenía por entonces
tan solo catorce años
y no me advirtieron
de que me iba a hacer daño.

Es más, me lo vendían
como símbolo de hombría,
si quieres ser un hombre,
¡toma nicotina!

Ahora, con el tiempo
tienen la seguridad
de que es una droga
y te puede matar.

Pero no hay para nosotros
un tratamiento,
porque no representamos
un peligro social.

No robamos, ni matamos
para comprar nuestra droga,
pagamos más impuestos
a un estado que nos roba.

Narcotraficantes que se sirven
de camellos ilegales,
delincuentes con inmunidad,
no hay gobierno que lo pare.

Codiciosos del dinero
que vendéis la mercancía,
y luego engañáis al pueblo
con soluciones ficticias.

Tanto dinero gastado
en supuesta prevención
robado a gente enferma,
víctima de una adicción.

Autor: Manuel Lijó Moares

MALOS TRATOS







Moretones por todo el cuerpo,
un ojo hinchado,
la autoestima por los suelos,
huesos quebrados.

La negación y el silencio
no pueden ocultarlo,
un entorno cómplice
de malos tratos.

Mentiras en el hospital
y en el juzgado.
Pánico que encubre
a un desgraciado.

Leyes que no protegen,
no es caso aislado.
Penas que no disuaden
al hombre armado.

Sociedad que lo padece
y mira a otro lado,
y alguna voz que dice,
se lo ha buscado.

Golpes contra la carne,
cuerpo marcado
por alguien que se cree
su propietario.

Un día le dió su amor
y hoy, a cambio,
solo recibe insultos,
amenazas y palos.

Castigo por ser mujer,
en un mundo diseñado
para que haya de prevalecer
la ley del macho.

Mente torturada,
miedo a denunciarlo,
escalofrío que recorre
su cuerpo helado.

Sabe que está sentenciada,
se lo ha anunciado,
espera paciente a la muerte,
se ha resignado.

Será noticia un día,
motivo de comentarios,
una víctima más
de malos tratos.

Autor: Manuel Lijó Moares

NEGROS DE PATERAS


Sentenciados en su tierra
compraron un sueño,
en busca de mejor vida,
de un futuro halagüeño.

Embarcan en pateras
con la mirada perdida,
se lo han jugado todo
y se juegan la vida.

Travesía penosa,
algunos no llegarán,
la esperanza les da fuerzas,
han dejado todo atrás.

Condiciones infrahumanas,
víctimas de la mentira,
para sustento de mafias
a quienes no importan sus vidas.

Ya sin fuerzas, extasiados
ven la tierra prometida,
arrojados son al mar
y que la suerte diga.

Algunos alcanzan la costa
y consiguen esconderse,
la oscuridad de la noche
y su piel, les favorece.

Otros terminan su ruta
sin pisar ya más la tierra,
el mar se cobra sus vidas
sus bestias dan cuenta de ellas.

Agonía, sufrimiento,
gritos casi sin aliento,
llantos que no escucha nadie
y en un momento, silencio.

Los que tuvieron más suerte
y ganaron la partida,
guardarán para siempre
esta angustia en sus retinas.

Desheredados del mundo
y para vivir día a día,
entrarán en otro círculo
que nunca tiene salida.

Otras mafias aprovechan
la situación que les brinda
mano de obra barata
o al precio de una comida.

Una manta en la calle
y sobre ella mercancía,
otro día escapando
de la policía.

No hay papeles ni futuro,
no hay tal tierra prometida,
no hay derechos sociales
ni hay derecho a la vida.

Inmigrantes ilegales
en un mundo con fronteras,
tratamos mejor a animales
que a los negros de pateras.

Autor: Manuel Lijó Moares

MUJER







Fuerte y sufrida,
dadora de vida,
en la historia perseguida,
injustamente tratada,
mujer, solo por nacer
debías de ser adorada.

Derechos pisoteados
durante tantos años,
y aún en este tiempo
de hipocresía y mentira,
mujer, sufres la tiranía
de quien te debe el ser.

Pues una mujer humillada,
por el hombre maltratada,
representa a toda mujer,
madre de quien maltrata,
esposa de quien humilla
e hija de ese mal ser.

Mujer, solo por ser mujer
a lo más alto te elevo
y concebir no puedo
que alguien te haga sufrir,
cuando ya es tanto el sufrimiento
para a un hombre parir.

Ejemplo tú de hermosura,
inspiración del arte,
deseo, mujer, de amarte,
y tus susurros al oído
escuchar quiero eternamente
como un canto celestial.

Un sueño hecho de carne,
capaz de cualquier cosa,
inteligente y hermosa,
calculadora y paciente,
trabajadora eficiente
por un injusto jornal.

Mujer, que injusto destino,
objeto de insinuaciones,
que te pongan condiciones
y tener que demostrar
día a día tus cualidades
para poder competir.

Que en las mismas condiciones,
mujer, si fueses hombre
más alto habrías llegado,
pero se te ha negado
que puedas ser igual,
y has de ir siempre detrás.

Revélate contra el mundo,
coge la sartén por el mango,
exige tu puesto y tu rango
y no te dejes pisar.
Mueve y remueve el sistema
que tienes las de ganar.

No aceptes las migajas
ni engaños complacientes,
que unidas, sois más fuertes
y si os cruzáis de brazos
las mentes más obtusas
tendrán que claudicar.

Autor: Manuel Lijó Moares

A ti (Ama de casa)


A ti que has visto tanto
a lo largo de tu vida,
y que has tenido que oir
tantas cosas cada día.

A ti que el sol ha curtido la piel
y los golpes quebrado tus huesos.
A ti, que el tiempo te ha encogido
y ha blanqueado tus cabellos.

Tu has traído hijos al mundo,
media vida les has dado,
tu trabajo ha sido duro,
has perdido y has ganado.

Alegrías y penas,
risas y llantos,
una vida de emociones,
tiempos dulces y amargos.

A ti, que no destacaste,
habiendo hecho tanto,
pasaste discretamente,
sin escribir el pasado.

De profesión, tus labores,
pluriempleo sin salario,
ama de casa, dueña de nada,
esclava a destajo.

A ti, que nadie ha reconocido
tui papel tan necesario.
A ti que nadie agradece
que todo de ti hayas dado.

Madre, esposa, amante fiel,
contable, asistenta, enfermera,
psicóloga, maestra, juez
y todo ello sin carrera.

A ti, licenciada sin títulos
y fuente de sabiduría,
estos versos te dedico
en el ocaso de tu vida.

Autor: Manuel Lijó Moares

Te quiero


Aunque no leas en mis ojos,
mis ojos dicen "te quiero".
Aunque no escuches mi voz,
mi voz te dice "te quiero"
Aunque no sientas el latido de mi corazón,
siempre dice que te quiero.

Donde quiera que estés,
en todo momento,
un grito sale de mí
diciendo cuanto te quiero.

Aunque mis caricias no te hagan estremecer,
mis manos dicen "te quiero".
Aunque no entiendas mis besos,
mis labios dicen "te quiero".
Mi cuerpo dice "te quiero"
aunque no avive tu fuego.

Un día se lo dije al mar
y el mar se lo dijo al viento
y el viento salió en tu busca,
para decirte que "te quiero".

Se lo conté una noche a la luna
y la luna al lucero
y este se lo dijo al sol
y el sol tomó nota de ello,
y al salir cada mañana,
en verano o en invierno,
en primavera o en otoño...
el sol te dice que te quiero.

El aire que respiras
y mece tus cabellos,
la mar embravecida
y las voces del silencio,
cuanto te rodea,
te dice que te quiero
¿Cómo es que todavía
sigues tú sin verlo?

Aunque la vida pase
pacientemente espero,
pues se que una mañana
habrá llegado el momento.

Y te diré ¡te quiero!
aunque pase el tiempo,
aunque tú no me oigas,
aunque no quieras verlo.

Mires a donde mires
has de saber que es cierto,
y sientas lo que sientas
yo te seguiré queriendo.

Aunque tú nunca me quieras
y no quieras comprenderlo,
he de seguirte amando
pues es lo único que siento.

¡Ah!, si llegase el día,
que feliz ese momento,
en que te dieses cuenta
del amor que llevo dentro.

Que grande sería el milagro,
no podría ni creerlo,
si sintieses tú por mí,
lo que por ti, yo siento.

Autor: Manuel Lijó Moares