DEDICATORIA

A la sociedad, a la mentira, a la verdad, al odio, al amor, a la radio, a la vida, a la muerte y a la sinceridad, a los pobres, a los ricos, al perfume de una flor, a los justos y a los engreídos, a los sueños, a los niños, a las víctimas del terrorísmo, al presidiario, al político, a quien hace lo que puede, al que puede y no quiere, a quienes me han inspirado para escribir estos versos, a las personas maltratadas, al anciano y a sus canas, a la libertad, a la puta, al inmigrante, al cura, al soldado y a los que aquí he olvidado, a todos les dedico estos poemas y vaya por delante mis excusas más sinceras si a alguno he ofendido, pero esto es lo que pienso, lo que siento y lo que digo.
A unos para demostrarles el cariño que les tengo y a otros para recordarles que no lo están haciendo bien.
También dedico estos versos, a canallas y perversos, maltratadores, terrorístas, a la peor calaña humana, a la justicia aún cuando es ciega, al poder que castiga, censura y quita vidas, a los que hacen la guerra, al que tortura y mutila, deseando que algún día esa especie se extinga.
A todos menos a uno y si te das por aludido, solo tú sabrás porqué. A tí prefiero ignorarte, pues tu ayuda me negaste, mi desprecxio por delante, que el mundo da muchas vueltas y nos hemos de encontrar. El tiempo te ha reservado el lugar que te corresponde y ahí estaré yo para verte cuando aprendas la lección. Nunca olvidaré lo que hiciste, aunque tienes mi perdón.

LA NOCHE


Cuando llegue la noche
nos cubrirá con su manto de estrellas
y la luna llena
mágica nos cautivará

En la oscuridad
de la gélida noche,
nos fundiremos en un eterno abrazo
y nuestros cuerpos compartirán el calor.

Nuestros labios se fundirán apasionados
dos corazones latiendo al unísono
tus cabellos se enredarán en mis dedos
y las palabras no tendrán razón.

Cuando llegue la noche
tu perfume envolverá mi mundo
embriagando mis sentidos
y haciéndome enloquecer.

Eterna noche
que pasa en segundos
torpes manos las mías
que no te pueden retener.

Y al despertar de mi sueño
se habrá acabado la noche
y viviré un día más esperando
que vuelva a anochecer.

Autor: Manuel Lijó Moares

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