DEDICATORIA

A la sociedad, a la mentira, a la verdad, al odio, al amor, a la radio, a la vida, a la muerte y a la sinceridad, a los pobres, a los ricos, al perfume de una flor, a los justos y a los engreídos, a los sueños, a los niños, a las víctimas del terrorísmo, al presidiario, al político, a quien hace lo que puede, al que puede y no quiere, a quienes me han inspirado para escribir estos versos, a las personas maltratadas, al anciano y a sus canas, a la libertad, a la puta, al inmigrante, al cura, al soldado y a los que aquí he olvidado, a todos les dedico estos poemas y vaya por delante mis excusas más sinceras si a alguno he ofendido, pero esto es lo que pienso, lo que siento y lo que digo.
A unos para demostrarles el cariño que les tengo y a otros para recordarles que no lo están haciendo bien.
También dedico estos versos, a canallas y perversos, maltratadores, terrorístas, a la peor calaña humana, a la justicia aún cuando es ciega, al poder que castiga, censura y quita vidas, a los que hacen la guerra, al que tortura y mutila, deseando que algún día esa especie se extinga.
A todos menos a uno y si te das por aludido, solo tú sabrás porqué. A tí prefiero ignorarte, pues tu ayuda me negaste, mi desprecxio por delante, que el mundo da muchas vueltas y nos hemos de encontrar. El tiempo te ha reservado el lugar que te corresponde y ahí estaré yo para verte cuando aprendas la lección. Nunca olvidaré lo que hiciste, aunque tienes mi perdón.

RAFALIA


En cuerpo de hombre
nació mujer,
no fue elección
ni mal proceder.

Durante años
sufriendo angustiada,
pues no entendía
lo que pasaba.

Soñaba con vestidos
y muñecas,
soñaba con ser
un día princesa.

En un mundo cruel
que la señalaba,
vivió Rafael
siempre marginada.

Motivo de burlas
y de insultos,
de aquellas bestias,
pobres incultos.

Su cuerpo desnudo
frente al espejo,
torturaba su mente
con gran complejo.

Por más que intentaba
no comprendía,
por qué ese castigo
padecía.

Sus ojos hinchados
por tanto llanto,
del mundo escondida
en un armario.

Pasó el tiempo
y su adolescencia,
la vivió
cual penitencia.

Mas cuando tuvo
la ocasión,
cambió su vida,
gran decisión.

No sin miedo
comenzó a cambiar
y su cuerpo de hombre
a mujer transformar.

Este cambio
llevaría un tiempo,
dolor, trabajo
y sufrimiento.

Pero seguro
valdría la pena,
cirugía y hormonas
maquillaje y melena.

Quien iba a pensar
que el patito feo,
sería una princesa
de las de cuento.

Envidia de muchas,
de hombres deseo,
hermosa Rafalia
con vestido nuevo.

Lo tuyo es coraje
y por tal, mi respeto,
tu gran amistad
vive en mi recuerdo.

Autor: Manuel Lijó Moares


A mi amiga Rafalia, que pasó por mi vida enriqueciéndome como persona y a cuantas hayan sufrido una situación similar.
Por todas esas personas que viven encerradas en un cuerpo equivocado, para que un día salgan de su prisión.

1 comentario:

  1. muy lindo lo qe le escribiste a tu amiga, ojala la sociedad cambie y empiecen a aceptar a las personas como son..

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