MANCHADAS TENGO MIS MANOS
Manchadas tengo mis manos
con la sangre de mi hermano,
aquel que no conocí
y cuya vida he sesgado.
Manchada quedó mi alma
y mi corazón rasgado,
porque solo lo maté
por cumplir como soldado.
Me alisté en un ejército
que creí justificado,
para ayudar a la gente
y no para matarlos.
Marioneta de esos locos
que no ven la cara a la muerte,
disparé contra otros hombres
igual que yo, inocentes.
Y tuve que ver la agonía,
el horror y el sufrimiento,
mis pesadillas, sus rostros,
solo escucho sus lamentos.
He visto y olido el miedo,
he luchado por mi vida,
siendo pieza en un tablero
en que otros juegan su partida.
Manchadas tengo mis manos
por matar a sangre fría
en el campo de batalla,
no hay razón a tal sangría.
El hedor de los cadáveres
y sus miradas perdidas,
han penetrado en mi mente
y me torturan cada día.
Dios perdone a mi alma
pues sabe que no quería,
que engañado fui a la guerra
contra un monstruo que no había.
Manchadas tengo mis manos
con la sangre de otras vidas,
y mi alma vendida al diablo
por creer una mentira.
Dudo que esta sea la forma
de honrar uniforme y bandera,
matando y torturando
a la gente de otras tierras.
No creo que sea, de honrar
a mi patria, la manera,
más bien será con el tiempo,
en la historia, mi vergüenza.
Hundido vuelvo ahora a casa,
atrás queda la metralla,
la muerte injustificada
no la compensa medallas.
Manchadas tengo mis manos
y esa sangre no se borra,
dirigentes sin escrúpulos
me han hecho perder la honra.
Autor: Manuel Lijó Moares
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