DEDICATORIA

A la sociedad, a la mentira, a la verdad, al odio, al amor, a la radio, a la vida, a la muerte y a la sinceridad, a los pobres, a los ricos, al perfume de una flor, a los justos y a los engreídos, a los sueños, a los niños, a las víctimas del terrorísmo, al presidiario, al político, a quien hace lo que puede, al que puede y no quiere, a quienes me han inspirado para escribir estos versos, a las personas maltratadas, al anciano y a sus canas, a la libertad, a la puta, al inmigrante, al cura, al soldado y a los que aquí he olvidado, a todos les dedico estos poemas y vaya por delante mis excusas más sinceras si a alguno he ofendido, pero esto es lo que pienso, lo que siento y lo que digo.
A unos para demostrarles el cariño que les tengo y a otros para recordarles que no lo están haciendo bien.
También dedico estos versos, a canallas y perversos, maltratadores, terrorístas, a la peor calaña humana, a la justicia aún cuando es ciega, al poder que castiga, censura y quita vidas, a los que hacen la guerra, al que tortura y mutila, deseando que algún día esa especie se extinga.
A todos menos a uno y si te das por aludido, solo tú sabrás porqué. A tí prefiero ignorarte, pues tu ayuda me negaste, mi desprecxio por delante, que el mundo da muchas vueltas y nos hemos de encontrar. El tiempo te ha reservado el lugar que te corresponde y ahí estaré yo para verte cuando aprendas la lección. Nunca olvidaré lo que hiciste, aunque tienes mi perdón.

Te quiero


Aunque no leas en mis ojos,
mis ojos dicen "te quiero".
Aunque no escuches mi voz,
mi voz te dice "te quiero"
Aunque no sientas el latido de mi corazón,
siempre dice que te quiero.

Donde quiera que estés,
en todo momento,
un grito sale de mí
diciendo cuanto te quiero.

Aunque mis caricias no te hagan estremecer,
mis manos dicen "te quiero".
Aunque no entiendas mis besos,
mis labios dicen "te quiero".
Mi cuerpo dice "te quiero"
aunque no avive tu fuego.

Un día se lo dije al mar
y el mar se lo dijo al viento
y el viento salió en tu busca,
para decirte que "te quiero".

Se lo conté una noche a la luna
y la luna al lucero
y este se lo dijo al sol
y el sol tomó nota de ello,
y al salir cada mañana,
en verano o en invierno,
en primavera o en otoño...
el sol te dice que te quiero.

El aire que respiras
y mece tus cabellos,
la mar embravecida
y las voces del silencio,
cuanto te rodea,
te dice que te quiero
¿Cómo es que todavía
sigues tú sin verlo?

Aunque la vida pase
pacientemente espero,
pues se que una mañana
habrá llegado el momento.

Y te diré ¡te quiero!
aunque pase el tiempo,
aunque tú no me oigas,
aunque no quieras verlo.

Mires a donde mires
has de saber que es cierto,
y sientas lo que sientas
yo te seguiré queriendo.

Aunque tú nunca me quieras
y no quieras comprenderlo,
he de seguirte amando
pues es lo único que siento.

¡Ah!, si llegase el día,
que feliz ese momento,
en que te dieses cuenta
del amor que llevo dentro.

Que grande sería el milagro,
no podría ni creerlo,
si sintieses tú por mí,
lo que por ti, yo siento.

Autor: Manuel Lijó Moares

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