ADICTOS A LA NICOTINA
No somos viciosos
ni gente mezquina,
somos adictos
a la nicotina.
Nos llamáis fumadores
siempre molestamos,
y nos margináis
como a apestados.
Maldito cigarrillo
del que soy esclavo,
por más que lo intento
no puedo dejarlo.
Maldita la hora
en que caí en sus redes,
envenenó mi sangre
y me mata lentamente.
Y consideráis
que fumar está mal,
peor es que una droga
sea legal.
Hipócrita estado
que me lo vende,
le pido ayuda
y no me la ofrece.
Hacienda me exprime
y sanidad me señala,
me roban el dinero
y encima me matan.
Me anunciaban el tabaco
y eso sí está mal,
en la única televisión
que además era estatal.
Tenía por entonces
tan solo catorce años
y no me advirtieron
de que me iba a hacer daño.
Es más, me lo vendían
como símbolo de hombría,
si quieres ser un hombre,
¡toma nicotina!
Ahora, con el tiempo
tienen la seguridad
de que es una droga
y te puede matar.
Pero no hay para nosotros
un tratamiento,
porque no representamos
un peligro social.
No robamos, ni matamos
para comprar nuestra droga,
pagamos más impuestos
a un estado que nos roba.
Narcotraficantes que se sirven
de camellos ilegales,
delincuentes con inmunidad,
no hay gobierno que lo pare.
Codiciosos del dinero
que vendéis la mercancía,
y luego engañáis al pueblo
con soluciones ficticias.
Tanto dinero gastado
en supuesta prevención
robado a gente enferma,
víctima de una adicción.
Autor: Manuel Lijó Moares
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Fácil es echar culpas afuera
ResponderEliminarEl único culpable de que YO empezase a fumar, soy yo, pese a que con 14 años y dadas las circunstancias sociales de entonces, fuese muy fácil caer, sobre todo en un entorno de fumadores. Muchos otros no lo hicieron y les admiro por ello.
ResponderEliminarPero no soy yo culpable de que esta droga todavía se siga vendiendo legalmente con el único propósito de recaudar, y menos todavía de que, reconociendo la dorgadicción como una enfermedad, no haya un tratamiento con prescripción y seguimiento medico, que garantice los resultados de desintoxicación (cosa que si lo hay para quienes consumen drogas ilegales)
Paradojas de la hipocresía social y la doble moral.