DEDICATORIA

A la sociedad, a la mentira, a la verdad, al odio, al amor, a la radio, a la vida, a la muerte y a la sinceridad, a los pobres, a los ricos, al perfume de una flor, a los justos y a los engreídos, a los sueños, a los niños, a las víctimas del terrorísmo, al presidiario, al político, a quien hace lo que puede, al que puede y no quiere, a quienes me han inspirado para escribir estos versos, a las personas maltratadas, al anciano y a sus canas, a la libertad, a la puta, al inmigrante, al cura, al soldado y a los que aquí he olvidado, a todos les dedico estos poemas y vaya por delante mis excusas más sinceras si a alguno he ofendido, pero esto es lo que pienso, lo que siento y lo que digo.
A unos para demostrarles el cariño que les tengo y a otros para recordarles que no lo están haciendo bien.
También dedico estos versos, a canallas y perversos, maltratadores, terrorístas, a la peor calaña humana, a la justicia aún cuando es ciega, al poder que castiga, censura y quita vidas, a los que hacen la guerra, al que tortura y mutila, deseando que algún día esa especie se extinga.
A todos menos a uno y si te das por aludido, solo tú sabrás porqué. A tí prefiero ignorarte, pues tu ayuda me negaste, mi desprecxio por delante, que el mundo da muchas vueltas y nos hemos de encontrar. El tiempo te ha reservado el lugar que te corresponde y ahí estaré yo para verte cuando aprendas la lección. Nunca olvidaré lo que hiciste, aunque tienes mi perdón.

ME SOBRA LA VIDA








Si mis sueños se derrumban
y no existe ya ilusión,
¿de que sirve que siga
latiendo mi corazón?

Si se han borrado las huellas
que dejé en el camino,
seguir pisando en la arena
carece ya de sentido.

Si no hay cosecha en mi campo
después de tanto sembrar,
me rindo ante la evidencia,
no quiero continuar.

Me sobra la vida,
me faltan motivos,
ya no hay sentimientos
por los que estar vivo.

Me sobra el camino,
la noche y el día,
me sobra el atillo,
me sobra la vida.

Si exhausto desfallezco
ante tanta adversidad,
vivir más no merezco,
pues nada va a cambiar.

Es triste haber llegado
a tal desesperación,
sin voluntad ni horizonte,
muerto en vida, sin razón.

No es justo vivir postrado
cuando el cuerpo no responde,
la mente me tortura
y la muerte no me socorre.

Si el sendero recorrido
en abismo ha terminado
¿Quién sois para decidir
que haya de ser torturado?

Solo os pido compasión,
poned fin a mi sufrimiento,
¿No escucháis mi dolor,
ni sentís mi tormento?

Sociedad sorda y ciega,
dejadme decidir,
que me sobra ya la vida
y solo quiero morir.

Autor: Manuel lijó Moares

2 comentarios:

  1. Es muy triste.
    Me gusta mucho, es diferente, es...
    Me gusta. No se por que, pero me gusta.

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  2. Creo que es una manera maravillosa de explicar el significado de la eutanasia.
    Además, admiro el respeto con el que lo abordas y tu empatía con quienes la defendemos, pero sobre todo, con quienes la piden desesperadamente.
    llega al alma.
    Gran poeta

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