DEDICATORIA

A la sociedad, a la mentira, a la verdad, al odio, al amor, a la radio, a la vida, a la muerte y a la sinceridad, a los pobres, a los ricos, al perfume de una flor, a los justos y a los engreídos, a los sueños, a los niños, a las víctimas del terrorísmo, al presidiario, al político, a quien hace lo que puede, al que puede y no quiere, a quienes me han inspirado para escribir estos versos, a las personas maltratadas, al anciano y a sus canas, a la libertad, a la puta, al inmigrante, al cura, al soldado y a los que aquí he olvidado, a todos les dedico estos poemas y vaya por delante mis excusas más sinceras si a alguno he ofendido, pero esto es lo que pienso, lo que siento y lo que digo.
A unos para demostrarles el cariño que les tengo y a otros para recordarles que no lo están haciendo bien.
También dedico estos versos, a canallas y perversos, maltratadores, terrorístas, a la peor calaña humana, a la justicia aún cuando es ciega, al poder que castiga, censura y quita vidas, a los que hacen la guerra, al que tortura y mutila, deseando que algún día esa especie se extinga.
A todos menos a uno y si te das por aludido, solo tú sabrás porqué. A tí prefiero ignorarte, pues tu ayuda me negaste, mi desprecxio por delante, que el mundo da muchas vueltas y nos hemos de encontrar. El tiempo te ha reservado el lugar que te corresponde y ahí estaré yo para verte cuando aprendas la lección. Nunca olvidaré lo que hiciste, aunque tienes mi perdón.

BOSQUE

Tan lleno de vida
fauna y vegetación,
encierras misterios
de magia e ilución.

Aquelarres y sacrificios
de un tiempo de brujas,
secreto de amantes,
escondite de granujas.

Ramas que se enredan
en las altas copas,
raíces que emregen
de un lecho de hojas.

Trinar de los pájaros,
gritos de fantasmas,
rugido de bestias
y suspiros de ánimas.

Bosque encantado
de cuento o leyenda,
tenebroso y oscuro,
sombras y tinieblas.

Bosque frondoso,
riachuelos de agua fresca,
vida a costa de muerte,
ley de supervivencia.

En tí yace una niña
que fué secuestrada,
escondieron su cadáver
en tus entrañas.

Bosque inaccesible,
nido de alimañas,
reina el desorden
de trocos y ramas.

La luna llena
a veces romántica,
en tí se torna
amenazadora y trágica.

Bosque aterrador
sin caminos marcados,
engulles al hombre
que en tí se ha internado.

Musgo, serpientes
y setas venenosas,
cuerpos podrídos
tus entrañas forman.

Bosque, que la vida
en muerte conviertes,
absorviendo la carne
putrefacta, creces.

Autor: Manuel Lijó Moares

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